Despídete y en la distancia no corrompas el silencio, no lo violes como suele hacerlo mi alma temblorosa bajo tus sábanas, sigue murmurando en los kilómetros.
Y cuando la profecía de tu oscuridad invade mis ojos y se transforma en lágrimas, suplico a tus sombras pecadoras que se alejen, que vuelvan los ríos de luz, o que aparezcan por primera vez.Haz que tu cuerpo sea mi casa y no corrompas el silencio.
Pero vuelvo a violarlo, lo detono con mi aullido.Estoy asustada, tus sombras perversas se han pintado de color.
Ya sabes, con tus acuarelas putrefactas, con tu carbón blanquecino, con tu sangre espesa.
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